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05 febrero, 2015

A por el cielo

Aunque ellos se rindan, yo sigo. Aunque no me reconozcan, yo lucho. Aunque mis pies sangren, no me detengo. Aunque mi vista se nuble, no me rindo. Son mis acciones las que quedan. Son nuestras sonrisas las que valen. Es este lazo el que perdura. El sentimiento de que nada nos puede separar. Y cada paso me acerca a mi destino, y cada golpe derriba un nuevo obstáculo. Y poco a poco, instante tras instante, ya no estoy sola. Estoy contigo, estoy con ellos, derribando barreras, construyendo caminos. Venciendo enemigos, alcanzando objetivos.
No hay nada que detenga mi avance; no hay nada que impida conseguirlo. No tengo miedo porque cuento contigo; cuento con quien tenga el bien como objetivo. Lucho con vosotros para vengar a los caídos, y construyo día a día la escalera del destino para llegar a la cima, a donde espera mi sueño. Protejo este lazo, protejo el silencio, más elocuente que el discurso más bello. Protejo aquello que descubrimos.
Aunque me caiga mil veces, mil veces me empecino en levantarme, y seguir por el mismo camino.
Hay algo aquí dentro, más fuerte que el Gris, más fuerte que el odio. Algo que vence al más fiero demonio: una fuerza que guía mis pasos. No solo los míos; somos ya unos cuantos. Somos los que vemos la verdad en los escombros: una belleza tan grande que nos hace parecer locos, y enloquece a los cuerdos que la buscan con los ojos. Más grande que el universo, más imponente que los mares. Simplemente inabarcable.
Es la fuerza que nos une, que nos lleva hacia adelante.

Y aunque los necios no entiendan, yo sigo. Y aunque me tachen de loca, sólo aguarden: Que de una verdad tan inmensa no se puede librar nadie.

May Parodi

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